sábado, 24 de agosto de 2013

Recordando una visita a Los Fortines del Ávila con Fundhea: un regalo

Un recuerdo y un regalo de cumpleaños

Mi primera visita a Los Fortines del Ávila ocurrió un 14 de agosto de 2011. Unas pocas líneas logré esbozar  a los pocos días, pero el entusiasmo se concentró en elaborar un vídeo a partir de las imágenes recogidas con mi cámara fotográfica y el apoyo de las herramientas tecnológicas que conocía para el momento. El resultado quedó incorporado en YouTube.com el 18 de agosto de ese mismo año.



Las líneas esbozadas quedaron en el tintero de una página de archivo en mi computadora. A pesar que en contadas ocasiones tuve la intención de retomar la idea de “darle unos toques” y hacer un texto “corto”.  Solo dos años después, con mi decisión de abrir un nuevo Blog para asuntos “no académicos” ni profesionales,  y en un energético  vuelo de lechuza  …  logré completar el proceso.  Este es mi regalo de cumpleaños!



La Ruta  “Los Fortines del Ávila … al atardecer” es un recorrido ecopatrimonial organizado por FUNDHEA; una experiencia que permite tener  otras ‘miradas’ sobre un camino real o El Camino de los Españoles entre Caracas y el litoral del Estado Vargas. En esta ruta podemos ver  a Caracas en su vertiente norte desde nuestro Ávila, lo cual me hace recordar aquella maravillosa descripción  que hiciera Juan Antonio Pérez Bonalde (1846-1892) en su obra ‘Vuelta a la Patria’: “Odalisca rendida a los pies del Sultán enamorado”.
Ese sultán que toda mi vida he conocido como Parque Nacional el Ávila, oficialmente le han cambiado el nombre por ParqueNacional Waraira Repano (07 de mayo de 2011). Comprendo las dinámicas de cambio pero mi imaginario sigue instalado en el nombre Ávila. En fin, eso es harina de otro costal.
Volviendo a la ruta Fundhea; subir a Los Fortines es una experiencia combinada entre carro rústico y caminata. Nos permite conocer parte de la ruta viviente y la ruta histórica que tiene como punto de encuentro y partida la Plaza La Pastora, pasar por la Puerta de Caracas, visitar y conocer una huerta en Hoyo de la Cumbre, y llegar hasta los restos de Los Fortines españoles de la vertiente norte en el Ávila donde se pueden tener varias vistas panorámicas de Caracas y disfrutar de un maravilloso atardecer.  Algunas paradas adicionales se cuelan para respirar, observar la naturaleza y ver a Caracas desde distintos ángulos.
Es un tipo de turismo no tradicional donde se conocer un poco de la realidad de zonas cercanas a Caracas, apreciar el suelo y la labor agrícola, la importancia de la educación ambiental, el estado de la carretera, entre tantos otros aspectos. Al mismo tiempo, para cada grupo que participa en los recorridos, es una manera de multiplicar una conciencia sobre hechos históricos, sobre el valor patrimonial, algunas de las tradiciones. Al mismo tiempo se crean relaciones sociales, comunidad de intereses, amistades. En fin, ganancia en bienestar.
El premio mayor de este paseo es llegar a Los Fortines y poder disfrutar de un atardecer! Lo máximo! Cargarse de energía, disfrutar de la doble imagen que nos brinda el Ávila: Caracas al Sur y La Guayra al Norte; la caída del sol entre nubes que van colando una gama de colores que le dan otro sentido a la llegada de la noche. En ocasiones puede estar lluvioso o muy nublado. Mi fortuna: haber podido disfrutar de esos bellos atardeceres, donde se combinan montaña y  mar.
En mis ‘sentires y saberes’ de haber repetido esta ruta, cada una con gratos recuerdos, me atrevo a decir que no es excursionismo  ni  turismo de aventura, ya que tanto niños, jóvenes adultos pueden participar. Una mínima condición física para caminar y subir o bajar algunos de los caminos que llevan a Los Fortines. Los guías, la disponibilidad de un Guías y un Paramédico, la asistencia del guarda-parques, refuerzan la confianza en caso de alguna contingencia.
Hay  una “regla de oro” del Parque en la que insisto frente a los hábitos urbanos de llevar algún “recuerdito”. Nos toca revisar y reprogramar nuestros hábitos: No podemos ni debemos traernos nada tangible de la montaña (excepto la basura que generemos). Sobre lo que no hay restricción es la hermosura del lugar: la visita, caminata y recorrido con tus propios ojos y demás sentidos es el mejor recuerdo. Pero, si hay la posibilidad de un cómplice: el lente sencillo o sofisticado de un dispositivo móvil, una cámara fotográfica o de video que capture las imágenes.  No lo olviden! Les puede servir para sus propias crónicas de viaje y bitácoras
Me alegra haber podido completar el ciclo, dejando  esta ‘bolsita’ de energía de bienestar en unos párrafos, en un video y en una mezcla de imágenes. Son muchos los detalles, anécdotas que podrían incorporarse en este texto pero hay que dejar algo “en el tintero” de sentires y saberes.
Vale la pena!

Colofón:  

Fundhea me ha permitido incorporarme de manera amplia y flexible a un espacio para aportar y recibir en calidad humana,  y sobretodo compartir recorridos e inquietudes sobre por el patrimonio, la historia y cultura. Gracias a mi colega UCVista y amiga Beatriz Guevara por su madrinazgo para la primera ruta, gracias a Derbys  López por su constancia en el liderazgo  y gracias a todo el equipo de trabajo. Si se me olvidó mencionar a alguien saben que no es por falta de cariño. Gracias!

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